martes, 19 de marzo de 2019


[El diablo gris]
I
Si acaso la vida fuera un momento.
Un instante maternal con la ilusión,
un tris de emociones agradables
que fluye y desaparece varias veces.

Una oportunidad de enhebrar la aguja,
un vis a vis con el éter de la aurora
o el firmamento de la mañana hendido;
una coyuntura de cumbres borrascosas.

Rocas de capital erosionando la tierra.
Temporal de huracán
hundiendo un barquito
donde se encuentra,
desolado, el principito.

Museos de cera antiquísimos.
Mujeres y hombres de mentira
que viven sin corazón.
Vocablos demasiado alcanzables
para la sin razón.
II
El diablo gris, el gran mal:
Atentando contra la sociedad.
F(r)acturando los sentimientos
de sororidad y fraternidad;
aumentando sus redes comerciales
con los festejos en navidad;
burocratizando las amistades de verdad;
colocando un precio a cualquier detalle.
Cualquier valor. Cualquier terreno.
Cualquier cosa que pueda privatizarse.

El diablo gris,
que funde pensamientos,
que fortalece complejos
con su constante consumo.
Su profundo imperio de humo.
III
La indiferencia se desdice de favores:
en política insulta, agravia
y en desafectos mata, asfixia
a orquestas dedicadas a la coda...
y a canciones valoradas en prosa.
orquestas de lo mundano
y pensamientos en blanco.
Las horas que, pasan, y que dejan pasar,
horas que roen y que adoran rezar:
<<Carpe... ¡Carpe al mar!
que el Diem se lo lleva él mismo
y la noche que deja sabe mal>>

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